¿Qué son las pruebas de jarras?
Las pruebas de jarras son un ensayo de laboratorio utilizado en plantas de tratamiento de aguas residuales principalmente, estas nos permiten optimizar el proceso de coagulación y floculación, que son fundamentales para remover sólidos suspendidos, materia orgánica, turbidez y otros contaminantes. Estas pruebas permiten determinar la dosis adecuada de coagulantes y floculantes, así como las condiciones óptimas de mezcla y sedimentación.
El objetivo es poder evaluar la dosis y tipos de químicos más efectivos para favorecer la formación de flóculos y coágulos que faciliten su eliminación.
Cuando las pruebas son ejecutadas por profesionales de la industria se consigue que se esté dosificando químicos de más al proceso, esto a su vez se traslada en un ahorro para el usuario final y la calidad final de todo el proceso garantiza que el agua que estamos vertiendo este acorde a las Normas Oficiales Mexicanas que apliquen para cada tipo de industria.
¿En qué consiste la prueba de jarras?
- Preparación del agua de prueba: Se toma una muestra del agua a tratar y se distribuye en varias jarras o vasos, generalmente en un equipo especializado con seis recipientes para realizar múltiples ensayos en paralelo.
- Adición de coagulantes y floculantes: Se añaden distintos tipos y concentraciones de productos químicos (como sulfato de aluminio, policloruro de aluminio o cloruro férrico). También puede ensayarse con floculantes para mejorar la formación de flóculos más grandes.
- Agitación rápida (coagulación): Se agita el agua rápidamente (a unos 100-150 rpm) durante 1 a 3 minutos para dispersar los químicos y provocar la desestabilización de las partículas suspendidas.
- Agitación lenta (floculación): Luego se reduce la velocidad de agitación (20-30 rpm) durante 10 a 20 minutos, lo que permite la formación y crecimiento de los flóculos.
- Sedimentación: Las jarras se dejan en reposo durante un tiempo determinado para observar la sedimentación de los flóculos. Se mide el nivel de turbidez residual del agua clarificada para evaluar la eficiencia del proceso.
El Proceso de Coagulación y Floculación en el Tratamiento de Aguas Residuales
Coagulación y floculación son dos procesos esenciales en el tratamiento de aguas residuales. Estos procedimientos químicos se usan para eliminar contaminantes suspendidos, como sólidos y partículas no disueltas de las aguas residuales. Las consecuencias directas de estos procesos son la purificación del agua, la protección del medio ambiente y la salud humana.
El proceso de coagulación consiste en añadir un coagulante al agua residual. Este coagulante es una sustancia química que reacciona con las partículas suspendidas en el agua formando aglomerados más grandes y pesados, llamados ‘coágulos’. Los coagulantes más utilizados son los sulfatos de aluminio y de hierro.
Por otro lado, la floculación es el proceso posterior a la coagulación. En la floculación, los coágulos formados en la coagulación se agrupan en estructuras más grandes, conocidas como ‘flocs’ o ‘flóculos’. Para lograr esto, se añade un polielectrolito al agua que actúa como un ‘puente’ uniendo varios coágulos y formando el flóculo.
La importancia de estos procesos radica en que los flóculos son lo suficientemente grandes y pesados para ser eliminados del agua por sedimentación, filtración o flotación, dependiendo del sistema de tratamiento de aguas residuales utilizado.
El tratamiento de aguas residuales a través de la coagulación y floculación es ampliamente utilizado debido a su eficacia en la eliminación de sólidos suspendidos, partículas coloidales, microorganismos patógenos y otros contaminantes presentes en las aguas residuales. Además, este proceso resulta esencial para prevenir la contaminación de cuerpos de agua naturales y proteger la salud humana.
En conclusión, la coagulación y floculación son procesos vitales en el tratamiento de aguas residuales para garantizar la disponibilidad de agua segura y limpia.